El mal aliento infantil es una señal que no hay que pasar por alto, ya que puede ser el indicador de un problema que va más allá de una deficiente higiene bucal.
Las causas que originan la halitosis en niños pueden ser numerosas y tener origen en diferentes órganos o zonas del cuerpo.
Al detectar mal aliento en un niño, primero debemos fijarnos si duerme con la boca abierta o si respira por la boca porque tiene la nariz tapada: esto provoca que la boca se reseque y que las bacterias se reproduzcan más fácilmente.
En segundo lugar, comprobar si la causa es una caries o acumulación de restos de comida en la cavidad bucal. Para ello, es recomendable una visita al dentista que nos proporcione un correcto diagnóstico y, en caso de ser esta la causa, ayudar al niño a adoptar una rutina de limpieza bucal diaria.
Para que el niño lleve a cabo una correcta higiene de la boca, es importante que use un cepillo y una pasta de dientes específicos para niños de su edad. El cabezal del cepillo debe ser pequeño para que alcance a todas las zonas de la boca y debe cepillarse todos los dientes, por ambas caras y no olvidar cepillarse la lengua.
Si el examen odontológico descarta alteraciones bucales y el mal aliento persiste, puede que se trate de un trastorno orgánico como la acetona, la gastritis, un reflujo gástrico o una infección en las vías aéreas superiores –amigdalitis, faringitis, etc-. En este caso, se deberá consultar al pediatra, que será el responsable de hacer un diagnóstico adecuado y aplicar el tratamiento correcto.